lunes, 19 de octubre de 2009

Espíritus y duendes

"[...] existe un 'él' que se piensa en mí y que empieza
por hacerme dudar de si soy yo quien piensa."

Claude Lévi-Strauss


Todas las casas grandes, antiguas, o a veces llamadas Casonas, tienen, por lo general, una anécdota, una historia, una leyenda urbana, por así decirlo. Siempre las escuchamos por un amigo, o por un tío en alguna cena familiar, en el cumple de tu vieja, ponele. Y cada vez que pasamos por esa casa, nos da un toquecito de miedo. Hay veces que de antemano ya nos cruzamos de vereda.

Es el miedo. El miedo que impone dicha casa.

Estas casas (sigamos generalizando), por lo general –cuack- tienen una similar historia. Una tía con desórdenes psicológicos, una muerte, un encubrimiento por parte de los padres, una gomera(?), un arma blanca (ponele que un cuchillo), y un par de cosas más. O para hacer de este update un poco más barrial: una loquita que si te mandas a dormir solo en la casa, se te aparece en mitad de la noche y te hace cagar las patas.

Cuando alguien se muda a estas casas, lo más probable es que sea una familia bien, copada, sin dramas. Que uno ve a los padres casi como a los suyos, porque tienen una hija rica de tu misma edad, y ya te hiciste muy amigo y a la semana ya te la besaste porque de entrada le viste cara de putita.

Uh, me fui de papel, perdón. Eso era para otro cuento, para otro día.

Bueno, sigamos continuando la historia de hoy…

En las ciudades grandes, éstas casas son pensiones estudiantiles. Acá vive un pibe de Tucumán que estudia música, una Cordobesa tetona que estudia peluquería, un Mendocino borracho que aparentemente estudia Medicina, la gorda ortiva que no sabes su nombre ni procedencia, un par de hermanos Santiagueños que se la pasan durmiendo, ponele que un Correntino chamuyero, una copadita del sur, y… vos, un pibe normal, regular, con sueños utópicos, 20 años, santafesino, de vez en cuando te tomas un par de cervezas, miras un partidito de fútbol en T y C, te lees un librito de Dostoievski, y cosas así… normal, nada fuera de lugar.

A veces uno hace sociales rápido, a veces no. A veces sólo te hablan cuando necesitan algo. Ahí son tus mejores amigos. Que es… a fin de mes. Porque vos todavía no conoces a nadie, no saliste a ningún boliche, no quemaste tu plata y todavía te queda cientonosécuánto en la billetera. Y ellos, que son requete amigos, chupan todos los días, salen a todos los boliches, van de putas, piden pizzas, delivery de bebidas los martes a las 4:17 AM, etc.

Bueno, y ahí, cuando ya tomaron un poco de confianza, y vos con ellos, es cuando te cuentan del fantasmita que acecha a las chicas de noche, o a los que no estudian (?). Que si, que a mi me apareció en el baño, que al Luis le apareció cuando se levantaba a las 5 para estudiar Instrucción al Conocimiento Histórico, que a la Martina mientras lavaba los platos, y así… Muchas apariciones tuvo ese peculiar espíritu.

Uno se imagina un fantasma como Casper: medio blanquito, pelado, ojos redondos, sin nariz y aparentemente dulce. Pero no, a cada uno se le manifiesta de forma distinta, y a veces ese fantasma viene acompañado de algún drama: a tu vieja le encontraron una pelota rara en las tetas, ponele; cáncer de mama o.O No, mentira. Pobres madres.

Y así viene la mano. Te aconsejan sobre dónde tenés que hacer equis cosas, sobre a qué hora hay que bañarse, sobre qué luz nunca se apaga, sobre a qué hora no tenés que estar en equis lugar de la casa, etc. Al principio no le crees nada, obvio. Pero a la tercer noche, escuchas un ruidito y se te escapa una gotita de pis, y capaz un pedo. ¿El Fantasma? No, es el tucumano que vino en pedo y no logra abrir la puerta. Una advertencia, crees. La próxima es el fantasma. Ya empezaste a creer. Fuiste. Ah, ¿No viste la peli “La Llave Maestra”? Fuiste.

El espíritu es del antiguo propietario de la casa, que se mató porque tenía muchas deudas y porque la jermu lo guampeaba con el plomero… y el carnicero de la esquina, y el lechero, el verdulero, y un par más. Re puta había sido la vieja chota. Pobre… que no se va a matar así. Bueno, y cada 5 de cada mes, vuelve a su casa a buscar las facturas del agua y del gas, y se pone re malo porque la mujer le gastó la plata con la que tenía que pagar dichas deudas. Y ahí es cuando ataca a los estudiantes de la, actualmente, pensión. O… algo así, no sé, yo escuché ese cuento.

Pasa un mes, dos meses, y cuando volvés de la facu, el lápiz que dejaste en tu mesita de luz, ahora está tirado en el piso. Un duende, pensas. ¡Tengo un duende en la pieza ahora! No pegas una. Te querés matar.

No dejemos de lado a los departamentos. Estás en tu depto, leyendo en la compu un mail que te mandó tu profe de Problemática Metodológica (?), te levantas a la cocina a hacerte un té y prepararte un par de tostadas con dulce de membrillo, y notas que hay un par de cuchillos que están en la parte de los tenedores. Mmmm, cosa rara. Volvés a la PC y el Mouse está a la izquierda del teclado. Mmmm, cosa rara. Una semana después pasa algo similar. Ya te empieza a parecer demasiado raro. Al día siguiente vas al almacén de la esquina y escuchas que una piba del edificio de enfrente cuenta que tiene un par de duendes en la casa que le cambia de lugar las cosas. Pensas que a vos te pasa lo mismo y te empezas a preocupar, o te da gracia… mira si te vas a asustar por un duende. No da.

Volviendo a lo que nos compete el día de hoy… El fantasma nos sigue apareciendo a veces. En el baño, cuando estamos estudiando, cuando nos estamos cambiando, cuando tomamos de más (?), y así… aprendemos a convivir con él. Lo saludamos cada vez que entramos a la pieza, cada vez que salimos del baño, cada vez que terminamos de lavar los platos. De ésta manera, como arte de magia, aparece cada vez menos. Y al pasar el tiempo, ya no está más. Ya se fue.

Ésta es una de las cosas que debes saber antes de irte a estudiar a una ciudad como Rosario.

Yo fui, yo estuve ahí.

Y vi fantasmas.

RdS

1 comentario:

  1. Emiliano, me hice un blog. Vos diras para q? Ni idea. Todavia la inspiración para escribir no me llega, fumando espero (?)

    Después leo todo eso q escribiste q es asi como mucho, ahora tengo q ir a calentar el agua del mate q se me enfrió ¬¬


    La Bichi.

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